Utilizar insumos naturales e evitar el uso de pesticidas y fertilizantes químicos son las bases de la agricultura orgánica, misma que se ha tornado indispensable en países europeos. Si bien en México el consumo de estos alimentos aún no se ha extendido demasiado, sí ha observado incremento anual de 45% en su producción, de la cual 85% se comercializa en el extranjero.
Según la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), del suelo mexicano se obtienen más de 200 millones de dólares en comestibles orgánicos al año, y aun cuando el costo de estos productos puede triplicar al de aquellos “regulares” que se utilizan en las mesas nacionales, la calidad y sabor de los primeros es superior, según lo afirma la nutrióloga María Fernanda Díaz Laredo, adscrita a la Dirección de Educación Continua de la Universidad Iberoamericana (UIA), en la Ciudad de México, quien comenta que los alimentos orgánicos han sido bien recibidos en México, aunque debido a su alto costo no están al alcance de toda la población.
Ventajas
Se considera que el principal beneficio de dichos insumos va orientado a la salud y, en segundo lugar, al cuidado del ambiente, ya que no se usan químicos (fertilizantes, insecticidas) en fase alguna de su producción. Así, de acuerdo con la especialista de la UIA, la bondad de los orgánicos no se ve en el bolsillo de los consumidores, pero sí en su salud.
Además, en opinión de Díaz Laredo, en el caso de algunas frutas el sabor es completamente diferente, sin contar que es posible comerlas con cáscara con mucha mayor seguridad que como sucede con las comunes, mismas que en su mayoría han sido regadas con aguas tratadas o procesadas con químicos.
Por otra parte, en cuanto al pollo, por ejemplo, resalta que al orgánico se le alimenta con granos de alta calidad y sin hormonas para incrementar su peso. Lo anterior permite que el color de la piel y el sabor de la carne sean muy distintos a los comunes, aunque el tamaño del ave sea menor.
Los expertos afirman que el hecho de que estos comestibles cárnicos o lácteos no contienen hormonas representa gran ventaja, ya que diversos estudios han relacionado la ingesta de la carne de consumo ordinario con el incremento de cáncer de mama y colon.
¿Cómo se producen?
A nivel nacional se sabe que Chiapas y Oaxaca (sur del país) son los principales estados productores y exportadores, pues se encuentran a la cabeza de la lista con 43 y 27% de la producción nacional total, respectivamente. El principal cultivo de este tipo es el café, pero también se recurre a otros, como hierbas medicinales, especias, leche, maguey, maíz azul y blanco, mango, manzana y naranja.
Ahora bien, ¿cómo se obtienen dichos productos? De acuerdo con información de The Greencorner, considerado primer concepto de mercado, cafetería y tienda orgánicos en México, se efectúa lo siguiente:
- Lechuga. Se produce con materia orgánica tratada, sin químicos ni fertilizantes, y se le riega con agua no contaminada.
- Manzanilla. La flor crece sana en camas fértiles de cultivo; por lo general, ésta —al igual que otros tipos de hierbas para infusión—, ahuyenta por sí misma a insectos y otros depredadores, por lo que no es necesario el uso de pesticidas.
- Jitomate. En algunas ocasiones la semilla se importa, y la fertilización se logra mediante el uso de harinas de cabeza de camarón y caparazón de jaiba. Para el control de plagas se combinan insumos biológicos, extractos, trampas y control manual; por ejemplo, para mantener al margen a los insectos se utiliza extracto de chile, mientras a los hongos se les aleja con cebolla y ajo. Su tamaño es menor, el color es más rojo y realmente sabe a jitomate, no a agua.
- Queso. En primer lugar, las vacas son alimentadas en forma natural con la finalidad de mantenerlas en buen estado de salud y evitar que se les administren antibióticos u hormonas del crecimiento. Así, mientras el queso común es alto en grasas saturadas, el orgánico (proveniente de la leche de estas reses) contiene mayor cantidad de calcio, omega 3 (ayuda a reducir colesterol y triglicéridos de la sangre) y vitaminas A, D y E.
- Jamón. Se elabora con 100% carne proveniente de animales alimentados de manera orgánica, en tanto el tradicional es 30% carne y el resto está constituido por harinas, grasa y aditivos.
- Leche. Como señalamos, las vacas se crían con métodos naturales y orgánicos, lo cual posibilita que el producto contenga más proteínas.
- Carne. Su secreto radica en el buen trato hacia las reses, lo que deriva en que tenga menos grasa y se encuentre libre de residuos tóxicos procedentes de anabólicos (aumentan el volumen de los músculos), antibióticos u hormonas. Asimismo, el bienestar y vida libre de estrés da lugar a productos cárnicos de alta calidad, los cuales sólo se procesan de animales jóvenes.
- Manzana. Su cultivo requiere suelo rico y fértil; los nutrientes bajo tierra son importantes, así como las compostas naturales (fertilizante hecho con desperdicios de alimentos). Las barreras, policultivos (sembradíos en que se colocan vegetales de diferentes tipos que colaboran entre sí contra las plagas) y repelentes naturales sustituyen a los pesticidas, y el tiempo exacto de la cosecha, así como la calidad y esmero en su selección, empaque y transporte, son fundamentales.
- Moras. Frambuesa, zarzamora y moras son como las orquídeas del mundo orgánico, pues se cultivan en invernadero. ¿El resultado?: tamaño, color, madurez, forma, sabor y apariencia espectaculares.
- Café. Se produce bajo sombra, es decir, intercalado con árboles de naranja, plátano, limón y aguacate. Se rige por normas internacionales de producción e industrialización, respetando el ambiente tropical.
Al comprar alimentos orgánicos, se recibe seguro de calidad del producto por medio de certificado expedido por determinada agencia especializada. En México operan 15 compañías de este tipo que sólo pueden dar su sello una vez que el comestible haya pasado estrictos estándares de calidad. Entre las más conocidas encontramos a Certimex, Ocia y Cucepro (todas ellas de México), IMO Control (Suiza), QAI (EU), Bioagricert (Italia) y las alemanas Naturland, Demeter, Ceres y BCS.
Debido a las técnicas aplicadas durante su elaboración y la rigidez en su certificación, los productores orgánicos incurren en costos mayores que los convencionales; por ello, estos alimentos tienen, por lo general, precio más elevado.
Es indispensable tener en cuenta que existen en el mercado productos caseros, artesanales o naturales, pero esto no quiere decir que sean orgánicos. Al respecto, sólo aquel que ostenta la etiqueta o sello de “Comercio Justo”, “Orgánico” (si es de México), “Bio” (de España), “Agriculture Biologique” (proveniente de Francia) u “Organic” (cuando es estadounidense) es orgánico. Así que, si bien en este saludable boom que ahora vivimos, muchas compañías han elaborado su propio logotipo para informar que su producto es natural, no debe dejarse engañar.
Fuente: saludymedicinas
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