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Podemos considerar, de una manera segura y extravagante, al pan como un alimento básico. Sin embargo, para miles de personas, muchas de las cuales ni siquiera se percatan de su propio estado, un componente básico del trigo, centeno, cebada y avena puede desencadenar una reacción biológica que puede devastar la salud, o pasar virtualmente desapercibida. Los mismos cereales con los que las demás personas medran pueden ocasionar depresión, fatiga, esterilidad, o tal vez tan solo una pequeña comezón, en los que sufren del mal celíaco.El mal celíaco, conocido también como esprue celíaco o esprue no tropical posee síntomas clásicos que son bastantes fáciles de reconocer, pero que siempre se muestran para que los reconozcan. Todo aquel que sea lo bastante afortunado para exhibir los síntomas, por lo común tendrá diarrea con evacuaciones pálidas, grasosas, voluminosas y de muy mal olor, junto con cualquier combinación de debilidad, pérdida de peso, mal apetito, abdomen protuberante, palidez, tendencia a sangrar fácilmente, calambres, espasmos musculares, despellejamiento de la piel, dolor en los huesos, vómitos, anemia, congestión, edema o retención de líquidos.
Sin embargo, esos síntomas no siempre aparecen mientras la enfermedad está haciendo su sórdido trabajo. O pueden aparecer o desaparecer más o menos imprevisiblemente. Usted puede tener el mal celíaco y comer varias hogazas de pan y no sentir el menor malestar, hasta que una o dos o todas las calamidades arriba mencionadas le caen encima. O puede no sobrevenirle en lo absoluto ninguna de tales desventuras. Pero sus arranques emocionales pueden ser cada vez más violentos, y sus depresiones cada vez más profundas.
El mal celíaco lo azota a uno en una de sus partes más vitales en lo que concierne a la nutrición, en las vellosidades del intestino delgado. Los vellos intestinales son minúsculas proyecciones como pequeños hilos que sobresalen del intestino delgado, los cuales realizan la importante tarea de absorber los fluidos y los elementos nutritivos. La enfermedad celíaca los destruye por millones.
Son tres las partes de este rompecabezas. La primera y última parte ya están localizadas. La primera parte de este rompecabezas se descubrió en 1953, cuando los investigadores holandeses descubrieron que el gluten, la porción de proteína del grano que le da a la masa su resistente textura elástica, es el villano que causa tanta desventura entre los que sufren el mal celíaco.
Uno podría pensar que la relación que hay entre el comer trigo, cebada, centeno y avena y los síntomas del mal celíaco debería de haberse hecho patente mucho antes de cuando en realidad aconteció. Los investigadores holandeses que al final establecieron dicha relación, explican que la tardanza se debió a la renuencia a culpar a un alimento tan profusamente utilizado. Todos conocemos esa repugnancia a implicar alimentos que todo el mundo consume con alguna enfermedad. Además prosiguen diciendo los investigadores: en los pacientes del mal celíaco que están en buenas condiciones, la reacción contraria al trigo con frecuencia no ocurre sino hasta un mes o dos después de su ingestión.
La última pieza del rompecabezas, el hecho de que la enfermedad celíaca causa estragos entre los vellos del intestino delgado, ya es bien conocida. En realidad, la ausencia de otros síntomas, la enfermedad celíaca se diagnostica examinando una muestra minúscula de la superficie del intestino delgado. Si los vellos muestran estrago, el mal celíaco es el culpable.
La pieza de en medio del rompecabezas es la que falta y está desconcertando a los investigadores. ¿Por qué el gluten desencadena una reacción tan terrible en ciertas personas y actúa como el pan de la vida en otras? Y, ¿Por qué es esa reacción tan terrible y difícil de predecir?
Aunque nadie tiene todavía la respuesta, existen muchas teorías. La explicación más prominente es la de que a los celíacos les falta cierta enzima que desintegra y detoxifica el gluten antes de que pueda dañar los vellos.
Tal vez si el mecanismo estuviera claramente definido, comprenderíamos algunos de los aspectos más siniestros de la enfermedad. Por ejemplo muchas más personas podrían ser celíacas que lo que nos dicen las estadísticas. Y no es que tales personas estén ocultando el hecho de que tienen el mal celíaco: es que sencillamente no lo saben. Su alergia al trigo, cebada, centeno y avena podría estar lesionando severamente la absorción por su intestino de los elementos nutritivos. Sin embargo, como todavía no se han desarrollado los síntomas de una manera patente, no se han dado cuenta de que están desnutridas.
En un estudio realizado en Denver, de 21 pacientes consecutivos a los que se les había diagnosticado el mal celíaco, solo ocho presentaban los síntomas clásicos. El investigador James Mann, quien dirigió dicho estudio, dijo que: el mal celiaco puede parecer mínimo en cuanto a su sintomatología, o terriblemente devastador. La incidencia reportada de uno en varios miles es probable que sea algo razonable para aquellos casos que muestran los síntomas clásicos, pero puede haber muchos más. No tenemos manera de saberlo, ya que es una cosa tan siniestra. De hecho, el mal celíaco es algo tan siniestro que ha hecho su aparición en lugares donde uno menos se esperaría. En el British Medical Journal- 3-10-1970- se decía que: La enfermedad puede ser muy difícil de reconocer, especialmente si el doctor no se ha especializado en dicho campo. No puede insistirse lo suficiente en que el mal celíaco debe sospecharse en todo paciente con un síndrome de deficiencia oscuro…Aunque es probable que los cambios patológicos en el intestino estén presentes desde la niñez, la enfermedad puede presentarse clínicamente en cualquier momento de la vida, incluso en la ancianidad y en ocasiones los síntomas pueden aparecer como respuesta a tensiones tales como el embarazo o la cirugía gástrica.
Sin embargo, el mal celíaco ha estado haciendo su aparición en condiciones que definitivamente no son síndromes de deficiencias oscuras. El investigdor Mann citó un estudio realizado en Canadá por el doctor M. Weinstein, en el cual a los pacientes con dermatitis herpetiformes se les dieron grandes cantidades de gluten. A dicha inflamación de la piel la caracterizan manchas rojas de protuberancias exudantes acompañadas de una comezón intensa y ardor. Cada uno de tales pacientes mostró vellos intestinales devastados, lo cual es el síntoma más seguro del mal celíaco. Hay otra asociación todavía más siniestra que liga al mal celíaco con la esquizofrenia. Se ha observado que ciertas sustancias excretadas en la orina de los esquizofrénicos estaban también presentes en los celíacos. También se ha observado que en los grupos de esquizofrénicos había una incidencia del mal celíaco mayor de lo normal. También se ha observado casos de infertilidad masculina y femenina en personas sensibles al gluten y que pudieron ser padres en cuanto hicieron una dieta libre de cereales.
MI COMENTARIO(de Teresa).-Hasta aquí el informe científico de The Practical Enciclopedia of Natural Healing.
Estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto anteriormente, pero creo que se queda corto en cuanto a los males que produce la ingesta de cereales. Ya hice comentarios al respecto en mi escrito sobre las Alergias Alimentarias. Este es un mal generado, en principio, por las industrias del biberón de lactantes y los pediatras que los recetan. La composición de estas leches artificiales están hechas a base de cereales muy refinados y lácteos de vacunos. Un bebé cuando mama, en una misma tetada, cambia hasta siete veces de menú. Ahora imagínense a un bebé tomando biberones cada tres horas y del mismo compuesto y marca. El metabolismo de un bebé es tan acelerado que rápidamente se sensibiliza a los diversos cereales y al lácteo de los que están compuestas las leches artificiales. También he observado, que este mal, se transmite de padres a hijos y es lógico, puesto que si los padres son sensibles, esto quiere decir, que son sensibles todas sus células incluidos óvulos y semen.
En mi práctica de 30 años de profesión he observado múltiples enfermedades derivadas del mal del cereal, ya no del gluten en sí, si no de todo el grano completo y los diversos derivados presentes en muchos alimentos como salsas de tomates, mahonesas, frutos secos tostados, masas cárnicas como salchichas, jamones york, patés, otros embutidos, helados, cremas, etc. Dichos males, con una incidencia altísima en personas de todas las edades, son: Asma. Alergia a los ácaros, al polen, hongos de la humedad, olores y colores. Bronquitis; artritismo; colesterol alto; depresión; retraso escolar; niños hiperactivos; obesidad; delgadez; dermatitis atópica; psoriasis; lupus; esclerosis en placas; VIH; e incluso cáncer.
Todas estas enfermedades vienen también con índices muy altos de anemia, desmineralización, insuficiencias importantes hepáticas, renales e incluso con elevados índices de estrés. Este padecimiento se detecta muy claramente con el sistema de diagnóstico HLB, que consiste en dejar secar una gota de sangre en un cristal porta y luego “leerla” al microscopio. Pero da la casualidad, que los mismos marcadores de enfermedad que aparecen en dicha gota, cuando se padece el mal celíaco, también aparecen en los tomadores de lácteos, café, azúcares y bebidas industriales, por lo que me hace pensar que la alergia alimentaria a los cereales puede estar asociada, y es lo más frecuente, a otros alimentos. Y es lógico, puesto que, por ejemplo, una simple galleta está hecha con cereales, lácteo, azúcar, grasas a veces desconocidas y es un alimento que se da en abundancia a los niños. Por lo tanto, es lógico que al poco tiempo de tomar repetidamente dichos alimentos ya se presenten sensibilidad a los cereales, lácteos y azúcares.
Me he enterado que en un departamento hospitalario de la Residencia Sanitaria de Oviedo están haciendo analíticas de sangre para detectar el mal celíaco en enfermos crónicos como la esclerosis en placas y al parecer dan positivos en un 100%. Ahora están testando lácteos para ver si estos enfermos son sensibles a la lactosa pero en este caso se equivocan puesto que el producto que hace daño no es la lactosa si no la caseína, que es una proteína muy abundante en los lácteos de vacuno y son los responsables de dichas sensibilidades.
¿QUE HACER?, no queda mas solución que dejar de tomar estos alimentos y no vale decir que fue muy poco lo que tomé o que fue un pedacito de nada o que es muy de vez en cuando. La solución a los diversos problemas de salud que origina la ingesta de estos alimentos pasa por erradicarlos de la alimentación y para siempre. Se aportarán, (Medicina Ortomolecular), vitaminas de alta potencia sobre todo las del grupo B, más las vitaminas A-D-K; minerales sobre todo hierro, calcio, magnesio, zinc, cobre, manganeso y también proteínas extraídas de productos animales excepto lácteos.
¿CUANDO SE PUEDE SOSPECHAR DEL MAL CELÍACO?, es muy fácil , solo basta con ser observador y lógico. Cuando una persona está enganchada a las galletas, pan, pasta, y otros derivados de las harinas y cuando dice que si le quitan estos alimentos no sabe qué comer o cuando dice que sin ellos no puede vivir, pensemos ya en este padecimiento; la cura de cualquier enfermedad que padezca pasa por eliminar de la alimentación dichos productos. Ya sé que no es fácil, estos alimentos enganchan tanto como el tabaco, el alcohol, y otras drogas. También podemos sospechar del mal celíaco cuando las mujeres tienen caderas anchas; cuando los hombres tienen vientres abultados; cuando nuestros hijos, ya recién nacidos o de otras edades están padeciendo repetidamente de catarros, otitis, amigdalitis, sinusitis, asma alérgica, conjuntivitis, etc. y ¡a los pobrecitos en vez de corregirles la alimentación se les da antibióticos y corticoides a mansalva!
También podremos sospechar del mal celíaco, cuando después de sucesivos tratamientos para cualquier dolencia, la persona no encuentre mejoría.
De nuevo repito, que el mal celíaco se llama así por la sensibilidad al gluten de los cereales, pero… ¿cómo llamar al mal de la sensibilidad de los lácteos, café, azúcares y bebidas industriales, etc. y además produciendo las mismas y variadas enfermedades?
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